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Crítica de "La noche adentro": Mónica Lairana en una travesía emocional por el desierto mendocino

En el árido y desolado paisaje de Mendoza, en el año 1978, Carina Piazza y Alejandro Alonso nos sumergen en un mundo de intriga y peligro a través de "La noche adentro" (2023).

martes 30 de abril de 2024

La trama se desenvuelve en Lavalle, un remoto y desolado pueblo mendocino, donde María (interpretada por una convincente Mónica Lairana) y su padre ("Chicho" Vargas), luchan por subsistir en medio de la monotonía y el aislamiento. Sin embargo, su apacible existencia se ve bruscamente alterada con la llegada de Salazar (Valentina Luz Aparicio), una militante herida que escapa de la dictadura militar, desencadenando una serie de eventos que los arrojan al abismo del peligro y la incertidumbre.

En un contexto histórico donde la represión y el silencio eran moneda corriente, La noche adentro se convierte en un reflejo de las vidas truncadas y los destinos entrelazados por la opresión. Cada detalle meticulosamente elaborado, desde los silencios cargados de significado hasta las sombras que acechan en cada rincón, evoca la atmósfera opresiva y claustrofóbica de una sociedad sumida en el temor y la incertidumbre.

El núcleo de la película reside en su capacidad para construir un ambiente tenso y emocionalmente complejo, gracias a una dirección escénica que concede relevancia a pausas significativas. En este contexto, el sonido ambiente se distingue, acompañado de una imagen con textura granulada y tonalidades mayormente oscuras, lo que crea una atmósfera densa y opresiva que contribuye a intensificar la intriga que impregna toda la trama.

Un aspecto destacado de La noche adentro radica en su enfoque minimalista en cuanto a los diálogos, optando por una narrativa contemplativa que sumerge al espectador en los paisajes desolados y en los pensamientos de los personajes. Los inserts de imágenes, que pueden interpretarse como fragmentos de sueños o recuerdos, añaden una dimensión poética y surrealista a la narrativa, mientras que las breves apariciones de figuras humanas evocan una sensación de inquietud y peligro latente.

La noche adentro, que trasciende las fronteras del tiempo y el espacio para convertirse en un testimonio vívido de la capacidad del arte para confrontar los fantasmas del pasado y arrojar luz sobre las sombras que aún persisten en el presente, destaca por su atmósfera inquietante y su habilidad para sumergir al espectador en un viaje emocional que invita a la reflexión sobre temas universales como la soledad, el miedo y la resistencia ante la adversidad.

6.0
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