13 FICIC - Competencia de Cortos Internacional
Crítica de "Carta a una señorita en París": Nicolas Prividera y un fascinante viaje a través de los fantasmas del pasado
Nicolas Prividera nos lleva a través de los recovecos del pasado y el presente en "Carta a una señorita en París" (2024). Un diálogo entre los fantasmas del pasado y el tumulto del presente, fusionando imágenes y palabras en un tejido narrativo que cautiva y sorprende.
La película se sumerge en una ciudad dividida en dos tiempos, separados por medio siglo, pero unidos por las huellas imborrables del pasado. A través de la lente de Prividera, exploramos la persistencia de los fantasmas, lo inaprensible de la memoria y sus vívidas reverberaciones en el ahora. Cementerios, museos, ausencias: todos son testigos silenciosos de una narrativa que se despliega con una intensidad emocional palpable.
El corazón de la película yace en el intercambio imaginario entre el pasado y el presente, entre los registros filmados por el padre ya fallecido y las cartas escritas por la madre desaparecida. Prividera teje con maestría este diálogo entre los muertos, llevándonos a un viaje íntimo a través de la historia personal y la historia colectiva.
Más allá de la esfera familiar, la película se aventura en los tumultuosos acontecimientos de las protestas contemporáneas en Francia, sugiriendo un eco inquietante de la rebelión de París. Las imágenes capturadas por Prividera se suman al rico tapiz visual, como si estuviéramos siendo testigos de una reunión familiar extendida en el tiempo y el espacio.
Carta a una señorita en París (2024) no solo es un testimonio visualmente deslumbrante, sino también una reflexión profunda sobre la intersección entre la vida individual y los movimientos históricos. Prividera nos invita a contemplar la complejidad de la memoria, el poder de la imagen y la persistencia de los fantasmas que siguen acechando en los rincones más oscuros del pasado y del presente.
