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Crítica de "Let it Be": el icónico documental de The Beatles con excelente calidad de audio e imagen
Dirigido por Michael Lindsay-Hogg y protagonizado por The Beatles, el rockumental fue estrenado en 1970 justo después de la separación de la banda. El exquisito material adquiere ahora una dimensión inigualable en la historia del rock.
El mismo Paul McCartney le comenta a sus compañeros en un alto de la grabación de Let it Be en los míticos estudios de Apple Corps sobre la película que registra a diario su trabajo: “es como si no fuéramos nosotros, como si nuestras personalidades estuvieran suspendidas”. Una definición de Let it Be diferente en comparación con Get Back, la miniserie de Peter Jackson de casi ocho horas que retrata el detrás de escena de la grabación con líneas argumentales que destacan los conflictos internos entre los músicos. Let it be prioriza la música, al trabajo artístico de la banda en su mejor momento creativo. Y dura 90 minutos.
El documental tuvo una meticulosa restauración llevada a cabo por el equipo de Peter Jackson en Park Road Post Production, y marca la primera vez en más de 50 años que la película está al alcance del público. Let it Be versión 2024 presenta material exclusivo que no se incluyó en la docuserie Get Back, llevando a los espectadores al estudio y a la legendaria azotea de Apple Corps en Londres en enero de 1969. Es aquí donde presenciamos a John, Paul, George, y Ringo, junto con Billy Preston, componiendo y grabando el álbum "Let it Be".
El proceso de restauración de la película desde el negativo original de 16mm fue realizado con el respaldo de Lindsay-Hogg y Apple Corps, incluyendo una remasterización del sonido utilizando la misma tecnología de-mix que se utilizó en la docuserie Get Back. Esta restauración ofrece una experiencia visual y auditiva inmersiva que permite apreciar plenamente la magia detrás de la música de The Beatles.
Let it Be puede disfrutarse en tres niveles: cómo documental que registra el proceso creativo de la banda, como documento histórico del momento en la carrera de The Beatles y como show musical. En cualquiera de los tres sentidos puede verse y se recomienda desde estas líneas hacerlo de las tres maneras.
Todo está en su justo equilibrio. Las palabras en los altos de grabación, la búsqueda de la melodía perfecta, el genio de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, potenciado en conjunto de manera asombrosa (ver como uno agrega un coro, un piano, un acorde, para mejorar el trabajo del otro causa placer y fascinación), y la música por sobre todas las cosas.
Porque Let it Be sabe que el público, fanático o no, quiere escuchar las canciones por sobre todas las cosas, ver a The Beatles en acción, y por eso culmina con el recital improvisado en la terraza del edificio (algo mencionado en el diálogo inicial entre Michael Lindsay-Hogg y Peter Jackson). De esta manera capta, a través de la capacidad de la cámara del director de fotografía Anthony B Richmond y la producción a cargo de Neil Aspinall, la genialidad musical de la banda en toda su dimensión.
