2018-11-03
Regreso con gloria
Al otro lado del viento
Al otro lado del viento
comenzó a producirse a la vuelta de Welles a Estados
Unidos tras su estadía europea y entre sus tópicos aparecían: la
decadencia del hombre americano, el estado de Hollywood en ese momento y
los límites de la propia narración en su vocación de contar el mundo.
Era y quería ser una obra que fuera al mismo tiempo un experimento, una
tesis doctoral, una novela decimonónica y la última demostración de que
sólo el más genial de los directores podía idear la posibilidad de un
nuevo espacio para el cine. Se trataba de contar la historia de
un director de cine (al que da vida John Huston) que en su
cumpleaños número 70 es el centro de una fiesta donde, todo al mismo
tiempo, los periodistas inquieren por su vida, los jóvenes directores le
señalan, todos aspiran a estar cerca de él y, en medio, se exhiben los
restos aún por completar del trabajo que le trae entre manos.El
cineasta de dentro de Al otro lado del viento filma Al otro lado del viento en un
juego de espejos que a su manera reproduce tanto la estructura en
espiral de El ciudadano como la última escena de La dama de Shanghai.
Esa era la idea. Por allí deambulan Peter Bogdanovich en el papel de
provocador y algo estúpido nuevo genio, Susan Strasberg convertida en
reflejo de la crítica Pauline Kael, Oja Kodar, Dennis Hopper y Paul Mazursky, entre otros.Al otro lado del viento
es una ficción con la misma fuerza que un documental. Buena parte de la
película transcurre en una película dentro de una película. Y es ahí
donde la fuerza evocadora, anárquica y hasta monstruosa de
Welles se exhibe en todo su esplendor, sumergiendo al
espectador en un viejo sueño orwelliano frente al reflejo perfecto de su
cine.
Te puede interesar