Viernes en el Espacio Polonia

“FEM-BOT (El sueño argentino)”: una fábula criolla, delirante y distópica con reminiscencias del expresionismo alemán

Escrita por Martín Henderson, Esteban Meloni y Fabiana Rey, dirigida por Meloni y protagonizada por Henderson y Rey. “Es un material que nos excedió y que, por suerte, cobró vida propia, como el robot que crea Enrique”, destacó Esteban.

“FEM-BOT (El sueño argentino)”: una fábula criolla, delirante y distópica con reminiscencias del expresionismo alemán
sábado 22 de junio de 2024

Cada vez que los espectadores se sientan en las butacas de un teatro se preparan para transportarse a cualquier lugar y momento, ya sea cercano o lejano a su espacio-tiempo. Y cada viernes por la noche, a partir de las 22.30, cuando el público ingresa al Espacio Polonia (Fitz Roy 1.477, Capital Federal) se adentra en un laboratorio y es testigo de la presentación que hace un científico argentino -obsesionado por el futuro- sobre su fascinante y peligrosa creación: la primera robot-artista generada por Inteligencia Artificial Nacional. Este evento ficticio y trascendental sucede en FEM-BOT (El sueño argentino), la obra escrita por Martín Henderson, Esteban Meloni y Fabiana Rey, dirigida por Meloni y protagonizada por Henderson y Rey.

Durante casi una hora, la audiencia es partícipe de una fábula distópica, con elementos de ciencia ficción, comedia y terror psicológico, que pone en vilo a toda la humanidad. Si bien se pueden establecer conexiones instantáneas con cierta estética y personajes icónicos del cine, específicamente del expresionismo alemán, como el sonámbulo de El gabinete del doctor Caligari (1920, Robert Wiene) o la robot con apariencia de María en Metrópolis (1927, Fritz Lang), se destacan los creativos tintes criollos que motorizan el relato, sobre todo en lo referido al clásico humor argentino y a la coyuntura artística, política y social.

Una creación escénica entre la cabeza, las manos y el corazón

Aunque Esteban escribía en su intimidad, y pisaba múltiples escenarios a través de eclécticas obras, hasta FEM- BOT no había experimentado la dramaturgia ni la dirección teatral, por lo que decidió emprender esta nueva aventura acompañado por Fabiana y Martín. Consideraba que ella tenía un interesante recorrido en la actuación y en la composición de música y poesía, además de una gran habilidad para el humor y lo performático, y pensaba que él contaba con una valiosa aptitud actoral, más allá de su enriquecedor camino entre la pluma y la coordinación de distintas áreas.

“¡Caí en las mejores manos!”, valoró Meloni. “La escritura colectiva tuvo que ver con que nos dimos cuenta que los tres estábamos más o menos en el mismo lugar ideológico en el arte y nos hacían reír las mismas cosas. Somos de la misma generación y atravesamos mucho. A la hora de dirigir, ellos son dos talentos muy grandes, pero muy distintos, diría que no tienen casi nada que ver en sus tipos de formaciones. Sin embargo, cada uno traía su propio humor, energía, sensibilidad y presencia, ver cómo pudieron ensamblar eso fue, y es, maravilloso”, celebró.

Al igual que la construcción de un robot, la gestación de la obra fue paso a paso. De hecho, surgió por partes, desde 2023. La primera escena, con los dos personajes y centrada en la exposición del prototipo de robot, se extendió a lo largo de 15 minutos y debutó en un ciclo de experimentación y humor de breve duración llamado Guillotina y realizado en el Espacio Polonia. A raíz de la gran aceptación de la audiencia, el equipo volvió al evento con un segundo episodio, esta vez para contar el escape del androide y su posterior regreso, con ciertos cambios. También hubo buena repercusión y el tridente artístico decidió completar y culminar la obra en verano del 2024, agregando música nueva y estrenando en escena en mayo del corriente año.

“Para el personaje de Enrique encontramos un perfil posible en los cómicos argentinos, además de estar atravesado por la política, y La Cuchu representa a todas las mujeres argentinas, ya sea Mercedes Sosa, Moria Casán, Lali Esposito, Eva Perón, Susana Romero, puede ser cualquiera de ellas, todas, y ninguna al mismo tiempo, desde una vedette hasta una líder política. El cuento era muy simple: un científico que crea un robot con materia prima nacional y esa invención termina rebelándose. Ese disparador nos fue llevando por diferentes territorios, incluso nos fue sorprendiendo y emocionando. Es un material que nos excedió y que, por suerte, cobró vida propia, como el robot que crea Enrique”, explicó el director de la puesta.

La invención al frente de su inventor

“Esta obra me interpela desde lo distópico. Ese universo incognoscible que inquieta y a la vez es muy desafiante para interpretar. En lo relacionado al personaje, el hecho de que La Cuchu Quebracho esté hecha por IA libera más mi imaginación desde lo interpretativo, a la hora de plasmar las ideas y llevarlas al cuerpo. Como actriz es un juego de libre asociación”, expresó Fabiana.

A continuación, agregó: “Investigamos a partir de diferentes miradas estéticas. Desde lo cinematográfico en Metrópolis, Frankenstein, desde lo sonoro en Ed Wood de Tim Burton, Vértigo de Alfred Hitchcock, por mencionar algunos soundtracks de un amplio espectro que nos permitió abordar al personaje. También consideramos la información actual sobre IA y la importancia de nuestra realidad política- social, que nos fue atravesando a lo largo de casi un año”.

Por su parte, Martín planteó: “Es una obra que tiene una propuesta muy de cara al público, eso me parecía un desafío hermoso, ya que a mí no me agradan demasiado las propuestas donde el público participa. Tenía que lograr, desde mi personaje, que el público se sintiera partícipe, pero que no fuera necesaria una interacción para que las cosas sucedieran. Asimismo, la obra está muy atravesada por la coyuntura política actual, se hace cargo de eso y toma partido. Por supuesto a través del humor, con una línea clara, no excluyente ni cerrada”.

Y, por último, el actor manifestó: “Intuitivamente pensé que el personaje tenía que ser anacrónico, aferrado a viejos ideales y valores. Un científico de la época en la que tuvimos Premios Nobeles, y había una Argentina pujante. De hecho, Enrique habla como si estuviera en una película argentina de los años 40. Ese mismo choque que se produjo entre lo antiguo y lo moderno, porque él crea una robot con inteligencia artificial, es el que tuvimos entre Fabi y yo, que venimos de distintas formas expresivas del teatro. Gracias a Esteban se generó una nueva forma que hace de este espectáculo una locura hermosa. ¡Igualita a nuestra Argentina!”.

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