Crítica de "Club Cero": Jessica Hausner y una perturbadora reflexión sobre la obsesión y el control

Ambientada en una elitista escuela internacional, la trama sigue a la señorita Novak, una carismática profesora de nutrición que introduce a sus alumnos en la práctica de la "alimentación consciente". Lo que comienza como un enfoque supuestamente ecológico pronto se convierte en algo mucho más oscuro: el "Club Cero", un grupo exclusivo donde los estudiantes compiten por dejar de comer.

Hausner construye hábilmente una narrativa que oscila entre lo terrible y lo cómico, desafiando al público a reflexionar sobre las obsesiones modernas con la imagen. La película ridiculiza la tendencia de una clase social alta a buscar pertenencia a cualquier costo, incluso al precio de la salud y la cordura. Mia Wasikowska interpreta brillantemente a la gurú detrás de la doctrina de "Club Cero", cuya influencia lleva a los personajes por un camino de autoengaño y autocontrol extremo.

La dirección de Hausner es notable en su capacidad para captar tanto el horror subyacente como la comedia negra de la situación. A través de imágenes impactantes y diálogos penetrantes, nos confronta con la naturaleza irracional de las modas y los movimientos extremos que ganan seguidores fervientes.

Club Cero desafía y perturba, haciendo eco de preocupaciones contemporáneas sobre la salud mental y el control del cuerpo. Hausner ha logrado una película que, aunque puede parecer exagerada en su representación, toca temas fundamentales sobre la alienación y la búsqueda de identidad en la sociedad moderna.