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Crítica de “Ruta sin salida”: Mel Gibson entre personajes que buscan el perdón

Michael Farris Smith escribe el guion de su propia novela homónima para esta producción dirigida por Nadine Crocker y protagonizada por Garrett Hedlund y Mel Gibson.

lunes 01 de julio de 2024

Ruta sin salida (Desperation Road, 2023) es otra película de redención que cuenta con Mel Gibson en el reparto. Sin embargo, en esta ocasión, el actor de Corazón valiente (Braveheart, 1995) no es el protagonista, sino que desempeña un papel secundario.

Los protagonistas son Maben (Willa Fitzgerald) y Russell (Garrett Hedlund), una prostituta y un convicto respectivamente, cuyos caminos se cruzan cuando son perseguidos por la ley. Maben acaba de asesinar en defensa propia a un policía que la violó, y Russell, recién salido de la cárcel, disfruta de una frágil libertad condicional. Cuando Russell visita a su padre (Mel Gibson), encuentra una manera de reconciliarse con su pasado.

El filme de Nadine Crocker presenta al menos dos problemas de concepción. Por un lado, se presenta como un thriller de acción, pero termina siendo un melodrama con todos los clichés del género. Abundan las escenas de diálogos lacrimógenos y las coincidencias forzadas al límite de lo inverosímil. Los caminos de los personajes se cruzan inevitablemente para desarrollar la trama, pero de una manera tan forzada que resulta increíble.

Por otro lado, al guion le cuesta construir un relato netamente cinematográfico. En lugar de centrar la narración en un personaje y desde ahí establecer las historias secundarias (Russell parece ser ese personaje, pero luego cede protagonismo a Maben), se dispersa en desplegar el trauma de cada uno de los personajes, incluso de los villanos. Larry (Ryan Hurst), el matón que persigue a Russell, también tiene su momento para desarrollar su problema con el alcohol y su incapacidad de ver a su hijo.

La acción llega recién al final de una manera algo confusa e injustificada. No queda claro quién es el verdadero villano ni por qué el padre de Russell (el personaje de Gibson) aparece empuñando un arma cuando él es el único que no busca redención ni perdón.

Ruta sin salida queda paradójicamente atrapada en sus buenas intenciones. Las actuaciones cumplen y están a la altura de las circunstancias, pero el errático desarrollo argumental deja una sensación de insatisfacción que resulta, sencillamente, imperdonable.

5.0
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