A 22 años de su estreno

Crítica de "Vidas privadas": Los ecos del pasado en la ópera prima de Fito Páez

Consolidado como compositor e intérprete, Fito Páez debutó en la dirección de cine con el mediometraje "La Balada de Donna Helena", basado en una canción suya del mismo nombre. Seis años después, asumió el riesgo de la dirección y producción ejecutiva en "Vidas Privadas", su primer largometraje.

Crítica de "Vidas privadas": Los ecos del pasado en la ópera prima de Fito Páez
lunes 01 de julio de 2024

Tengo miedo del encuentro, con el pasado que vuelve, a enfrentarse con mi vida. C. Gardel – A. Le Pera

La trama argumental elegida en esta ocasión es compleja y plasma una mirada particular sobre nuestro pasado reciente. Presenta la historia de Carmen, quien regresa por pocos días de su sostenido exilio en España, debido a la enfermedad de su padre. A través del encuentro con su familia y algunos conocidos cercanos, el relato va desgranando peripecias de su pasado. Ciertos hechos, negados por ella, silenciados por otros, irrumpen y desencadenan avatares trágicos.

La película aborda las consecuencias probables, individuales o sociales, de negar, reprimir, silenciar el pasado; y lo hace tensando la habitual relación imagen-sonido. El personaje de Carmen ha desarrollado una hiperacusia que signa su relación con el entorno y es, a la vez, única fuente de placer sexual para su cuerpo infranqueable. En una escena de cerrada penumbra, en el departamento que habitaba con su marido desaparecido, la voz de Carmen describe su habilidad para manejarse en los espacios cerrados y oscuros. Paradójicamente, ella que percibe escuchando, ha acallado un sonido particular desde que estuvo detenida en un centro clandestino de la dictadura militar. Este sonido se hará presente cuando aflore el pasado negado y se precipite el desenlace final. En varias escenas, además, la música se anticipa breves segundos a las imágenes que acompaña. Esta elección de montaje, propiciada quizás por la impronta musical del director, privilegia sutilmente la funcionalidad de lo sonoro sobre lo visual,. Estas características resignifican estéticamente la representación de una tragedia que aspira a trascender lo individual. Al subvertir la cultural preponderancia de la visión sobre la escucha, lo silenciado tiene lugar, va ocupando el espacio antes de hacerse visible.

Vidas Privadas dialoga, en un punto, con la tragedia de Sófocles, Edipo Rey. El héroe, ya adulto y habiendo cumplido sin saberlo todas las profecías que sus antepasados quisieron evitar, insiste en conocer la causa de los males de Tebas, pese a los consejos de los que lo rodean. En esta película los personajes involucrados no desean develar los secretos, ni revisar el pasado, ni afrontar sus consecuencias en el presente. Como una ironía trágica, tan cara a Sófocles, éstos terminarán reconociéndose  a sí mismos, cuando lo negado aflore en forma ineludible.

Fito Páez ha optado por un relato de una condensación narrativa llamativa para un debutante. Las concisas y contundentes líneas de diálogo, las actuaciones medidas, construyen personajes sólidos aunque con escasas contradicciones. El personaje de Carmen, como víctima, es singular y se recorta de las opciones tomadas por otros films que abordan la dictadura. Es una mujer rígida, poco querible, no despierta la conmiseración requerida por los héroes trágicos. A través de encuadres medios y cercanos, de imperceptibles movimientos de cámara,  de imágenes fotografiadas densa y contrastadamente, de la expresiva banda sonora y musical, su primer largometraje conforma una película rigurosa y ascética.

Este film fue maltratado duramente por la crítica periodística en el momento de su estreno cinematográfico. En el diario Clarín, Aníbal Vinelli en su crónica titulada Melodía disfuncional, la califica de mala, señalando que el sesgo incestuoso “ahonda el lento y marcado derrumbe en los pantanos de lo inverosímil”. Diego Battle en La Nación, la considera regular, “una película fallida y a la vez interesante”, pero reconoce en el director “una búsqueda muy empeñosa y personal por encontrar un discurso audiovisual dentro de una filiación y una tradición del séptimo arte”. Por su parte, Luciano Monteagudo en Página 12, detalla que “el problema con Vidas Privadas es quizá también consustancial a su mérito… la voluntad de tratar su tema … desde una estructura mítica”, en tanto que a medida que avanza el relato, se pierde “la consistencia y el peso dramático” necesario.

Éstas y otras crónicas, motivaron en su momento una carta abierta escrita por Horacio González y Liliana Hererro. En ella se asombran por el encarnizamiento e intolerancia de la mayoría de las críticas recibidas por la película. Señalan que en dichas críticas “…no se discuten sus implicaciones culturales y políticas ni se detienen en su economía narrativa más que un breve instante…”. Luego de afirmar que el film “debe ser discutido, no destrozado”, indican la necesidad de asistir a la salas de cine, ver la película para poder debatir lo que ella propone tanto artística, como socialmente.

Desde Escribiendo cine rescatamos esta película. Apreciarla de nuevo, en el contexto de los recientes juicios y condenas a represores de la última dictadura militar, propicia ésta y otras lecturas posibles. Vidas Privadas aborda consecuencias extremas del silencio social que se torna cómplice, a través de un relato que  plantea la imposibilidad de enterrar el  pasado sin transitar, en forma insoslayable, por el duelo y el dolor.

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