Gran éxito entre Netflix y las salas

Demián Rugna: el director y guionista detrás del imparable fenómeno cinematográfico “Cuando acecha la maldad”

“Siempre intento, primero, sorprenderme para, luego, sorprender al espectador”, señaló el realizador audiovisual en una entrevista exclusiva con EscribiendoCine.

Demián Rugna: el director y guionista detrás del imparable fenómeno cinematográfico “Cuando acecha la maldad”
Demián Rugna
Demián Rugna
martes 18 de junio de 2024

Tras convertirse en la primera película latinoamericana en obtener el premio mayor dentro del Festival de Sitges (España) en octubre del 2023, Cuando acecha la maldad, escrita y dirigida por Demián Rugna, se fue convirtiendo en un suceso cinematográfico y social imparable, a nivel local e internacional. No solo arrasó en las salas argentinas, al reunir más de 300 mil espectadores y transformarse en el filme de terror nacional más taquillero en la historia, sino que también se presentó -y continúa presentándose- en la pantalla grande de distintas ciudades extranjeras.

En el marco del estreno del largometraje en Netflix, donde ya ocupa el primer puesto de los contenidos más visualizados en la plataforma de streaming, Rugna dialogó con EscribiendoCine. El relato audiovisual se enmarca en un pueblo remoto, en el que dos hermanos descubren a un hombre infectado por fuerzas malignas, que está a punto de dar a luz a un demonio. Desesperados por evitar la entrada del Mal a su pacífico mundo, los hermanos descubren la terrible verdad: es demasiado tarde.

Cuando acecha la maldad se convirtió en un fenómeno que sigue en expansión, ¿qué fue lo que más te sorprendió de la recepción, y devolución, del público?
¡No paro de sorprenderme con los resultados de la película! Por suerte había tenido una experiencia, no igual, pero que se acercaba, que fue mi filme Aterrados (2017), que fue explotando de a poco, pero en esta última explotó todo junto. Por un lado, me sorprendió que todos los estudios de Hollywood la conocen y hay ejecutivos que son fans de la peli. Después, me llamó la atención el estreno en complejos de cine a nivel masivo, la lista de los países a los que no llegó es muy corta. Por ejemplo, ahora estamos en Francia en 150 salas ¡es un montón! En tercer término, me asombra que se transmite la esencia de la historia y funciona en cualquier cultura, trasciende las diferencias idiomáticas o de idiosincrasia, y vos ves la peli y es súper criolla.

Así que una gran sorpresa, porque una cosa sería si fuera un filme que debutó en una plataforma, en todos los países a la vez, y otra cosa, que pasa acá, es que esté en todo el mundo en salas de cine, y que no esté producido por un estudio o una plataforma, sino por productores locales con asociación de extranjeros.

Retomando la idea de que el relato interpeló a diferentes comunidades del mundo y nunca pierde su localía, ¿cómo trabajaste ese aspecto?
La verdad es que no hubo un trabajo especial ni una fórmula para eso, se trataba de la búsqueda del verosímil absoluto. Sí creía que hacía falta una road movie en el interior de nuestro campo y también yo necesitaba hacer una película con muchas locaciones, alejándome de la ciudad, en cierta forma. Entonces, lo único que hice fue no buscar estereotipos, incluso traté de esquivar y puentear cuando apareciera alguno sobre la gente del campo, quería hacerlo bien, en una historia cruda y realista. Ninguno de los actores hablaba como la gente del lugar, por lo que hubo que darles un color a sus tonos de voz, pero que no nos especificaran ninguna región y no sonara impostado. En ese proceso con los actores, que me brindaron todo su talento y me propusieron ideas -que eran una mejor que la otra-, encontramos un verosímil en su forma de hablar y de actuar. Lo llamativo fue al verla en países como Estados Unidos o Francia que no pescaban ese color del habla, debido a que la veían subtitulada y no le enganchaban esa vuelta, mientras que en España no entendían qué sucedía.  

Si tuvieras que elegir las escenas que más impactaron de la película en relación con la audiencia, ¿cuáles seleccionarías y por qué?
Por supuesto que las escenas del perro, de las cabras y de la madre con su hijo en brazos rankean mucho, y justamente son los tres momentos de la película en los cuales apostamos fuerte para que sucediera ese impacto. Sin embargo, también me gratifica que me mencionan escenas como la que le sacan los pelos de la boca al nene, muchos sufren en esa parte, o a otros les pasa eso cuando encuentran al embichado en la casilla, y a otros cuando Jair cambia de personalidad al final. Sin necesidad de ser efectista, hay situaciones en las que la gente la pasa mal, o lo toma como algo muy fuerte, sin que tenga que ser una secuencia fuerte a nivel visual. No todos coinciden con lo mismo, y eso me llena de orgullo, porque si todos coinciden con que solo una escena fue la que más les impactó quiere decir que las demás no estaban tan bien. Por suerte se ha distribuido bastante.

Los orígenes de una película pueden ser diversos, ¿en qué circunstancias apareció el concepto inicial del film y cómo fue gestándose hasta su guion final?
Nació cuando observaba cómo la realidad, o lo que me circundaba en ese momento, durante los primeros períodos del kirchnerismo, cómo los medios de comunicación alienaban o volvían loca a la gente, cómo esa estrategia de lawfare a través de los medios se repetía en el mundo y cómo las redes sociales promovían el avance de grupos de derecha. A su vez, veía como en Europa crecía la derecha a pesar del nazismo y de la triste historia de la guerra, cómo mexicanos votaban a Trump en Estados Unidos, o cómo Bolsonaro con un discurso de odio era presidente. Todo eso me generaba la necesidad de hacer un guion, algo desde lo discursivo, lo tenía en mi cabeza. Hablaba del regreso de Pedro a su pueblo, después de muchos años, y en el lugar todos se habían vuelto locos por un medio de comunicación que les lavaba la cabeza. No obstante, las veces que me puse a escribirlo, sentía que no tenía la fuerza que yo necesitaba para motivarme a construirlo, sino que era una cuestión más de bronca mía y de cómo entendía yo esa realidad que estábamos viviendo.

Luego, me puse a escribir una historia de exorcismos con la figura del embichado, que me vino tras ver cómo en los pueblos fumigados en Argentina, y en toda Latinoamérica, se producen las enfermedades y, por lo general, la gente muy pobre es la que más lo padece, que es la que trabaja en el campo, más allá de que estamos todos contaminados. A partir de ahí, convertí esa idea de una persona muy enferma en un demonio que nadie lo puede exorcizar, solamente tiene que hacerse de una forma. Y retomé algo del guion que nunca escribí sobre Pedro regresando a su pueblo, y busqué que toda la locura generalizada fuera un demonio.

Por lo tanto, no es una película panfletaria como en un momento tenía en mi cabeza, sino que se convirtió en un guion de terror, que obviamente tiene mucha reminiscencia, y capaz alguna simbología, que uno puede remitir al ascenso de la locura y el fascismo. De hecho, está ejemplificado en la última escena de la película, donde se van los niños siguiendo un demonio.

El terror aparece tanto en un nivel concreto y material como en uno abstracto y simbólico, ¿cómo se genera ese sentimiento en distintas capas?
Me siento a escribir y empiezo, no lo estudio, sino que busco por intuición cómo lo quiero contar y qué es lo que requiero para sorprender a la audiencia. De hecho, el que primero se debe sorprender soy yo mismo, necesito sentir que yo no hice eso que termine haciendo en la escritura, para sorprenderme y no saber hacia dónde voy. A veces es un arma de doble filo. Ahora estoy proyectando un guion con un colega y él no entiende mucho mi forma de trabajar, ya que yo no puedo hacer un tratamiento de guion, es decir, cuando lo escribo es porque estoy obligado y tengo que hacer una presentación de algo.

Los niños y las niñas tienen un rol importante en cuanto al conflicto central y a su vínculo con la maldad, ¿cómo fue el proceso para rodar las tenebrosas escenas?
Tuve muchas charlas con funcionarios de minoridad porque, obviamente, el trabajo infantil está prohibido, y lograr que un chico pueda estar en un filme y congeniar con lo burocrático es difícil, sobre todo si es una película de terror. Los niños no pueden presenciar discusiones de adultos, ni ver mermelada roja que parezca sangre, ni estar manchados de sangre, no pueden tener una jornada de más de 4 horas diarias, 4 días en la semana, etcétera. Fue muy difícil ponernos de acuerdo con la gente de minoridad en cómo íbamos a hacer el proyecto, pero cumplimos a rajatabla con todos los funcionamientos. Por otro lado, los niños son niños, entonces, se cansan, se aburren si son muy ansiosos, aunque nosotros tuvimos mucha suerte en Cuando acecha la maldad, no solo por tener chicos inteligentes, sino padres que los apoyaban y los ayudaban a que cumplieran su sueño de actuar. Además, eran contenidos por una coach, Evangelina Cueto (@eva_pediatra), que a su vez es actriz y psicopedagoga, y su hijo está en el filme. Con ella repasaban la letra y los ordenaba, entonces, cuando venían al set ya tenían todo un poco más preparado.

En la coyuntura política nacional, donde se cuestiona la función del INCAA, y del sector cultural en general, ¿qué importancia tuvo el instituto de cine nacional para el desarrollo de este filme y los demás de tu trayectoria?    
Cuando acecha la maldad
en cierta forma fue el resultado de un proceso de varias de mis películas previas. Incluso muchas de mis películas fueron consecuencia del no apoyo del Instituto de Cine, porque cuando empecé mi carrera era un momento en el que no se apoyaban este tipo de filmes, no se promovía el terror. Hasta que el Instituto se abrió a otros géneros y ahí aproveché. Me dio la posibilidad de hacer No sabés con quién estás hablando (2016), que aunque no tuvo 'éxito', tuve la oportunidad de, luego, hacer Aterrados, con el apoyo del Instituto, que le fue muy bien. Esto me dio una espalda para proponer una historia como Cuando acecha la maldad, que desde el guion ya es fuertísima, sin concesiones. De hecho, varios colegas de otros países (Chile, España, etcétera) me dijeron que sus propios institutos de cine no la hubiesen aprobado jamás, porque se trata de niños y es muy fuerte. Acá, el INCAA me apoyó y pudimos hacerla. A su vez, por haber hecho Aterrados conseguí para el nuevo proyecto una coproducción extranjera, que nos dio una espalda un poquito más holgada para la realización.

Por lo tanto, si uno piensa en resultados inmediatos, en el cine a veces no es así. Nadie hace una primera película y ya le va bien, son muy pocos los casos. Uno tiene que apostar a su cultura, Argentina apostó a su cultura mucho tiempo, y salieron filmes muy buenos, entre ellos Aterrados y Cuando acecha la maldad, que los menciono porque nos representan en el mundo y también nos interpelan como argentinos.

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